¿Esa es la cuestión?
UN PROGRAMA NACIONAL - DEMOCRÁTICO PARA QUEBRAR LA DEPENDENCIA
lunes, 14 de junio de 2010
por Guillermo Hamlin
Acero, energía nuclear, minería, nacionalización de los recursos básicos, de la banca y del comercio exterior, y el repudio de la deuda fraudulenta son las bases de una política independiente
La única manera de crear suficientes fuentes de trabajo para ocupar a toda nuestra población es mediante el desarrollo de la industria de alto valor agregado; la agroindustria sola no es suficiente. Habrá que desarrollar planes de capacitación que serán coordinados con las necesidades del Plan Industrial Nacional, a cargo del Estado nacional. Se desarrollará tecnología conveniente, de manera que se utilicen los recursos naturales del país en forma no contaminante y haciendo un balance entre automatización e intensidad de trabajo humano, compatible con la necesidad de generar puestos de trabajo y de producir a costos razonables.
La idea de los generales ingenieros militares Mosconi y Savio de que para ser independientes debíamos desarrollar la industria, y para ello era absolutamente necesario contar con energía y acero, sigue siendo válida. Se desarrollará el potencial de generación hidroeléctrica de nuestro territorio y se elaborará un plan nuclear para asegurar la generación de energía que el Plan Industrial Nacional requiera; también se exportarán reactores nucleares CAREM con participación del INVAP.
El complejo industrial que crecerá alrededor del plan nuclear será un multiplicador tecnológico. Será necesaria la provisión de acero de producción propia, de bajo costo y alta calidad. Se desarrollará un plan siderúrgico con el fin de proyectar las plantas necesarias para abastecer las necesidades del Plan Industrial Nacional.
La industria siderúrgica es otro multiplicador tecnológico, al igual que los siguientes planes a cargo del Estado nacional: un plan de fabricaciones militares, concentrado en el desarrollo de sistemas de armas defensivas de bajo costo relativo, dadas nuestras hipótesis de conflicto; un plan ferroviario que incluya la fabricación de locomotoras, vagones y rieles, y cuya traza responda a la necesidad de transporte que surja del Plan Industrial Nacional y de los requerimientos del sector agrícola-ganadero; un plan aeronáutico, un plan de industria aeroespacial, un plan de fabricaciones navales y un plan de minería, cuyas prioridades responderán a las necesidades de todos los planes mencionados. Se anularán las concesiones leoninas y contaminantes y se instalarán plantas en las cercanías de cada mina, en donde se hará el proceso de metalurgia correspondiente.
Un ente estatal de planificación, dependiente del Poder Ejecutivo, coordinará todos estos planes. La ejecución de este programa implica la recuperación de todas las empresas estratégicas nacionales que fueron vendidas a un precio simbólico, del orden del 2% de su valor real, y cuyo pago fue hecho con bonos de la inexistente deuda externa. No solamente se recuperarán sus activos, sino que además los empresarios que se beneficiaron de aquel despojo deberán devolver al Estado nacional las rentas mal habidas durante todos esos años.
Estas empresas, cuya conducción deberá ser confiada a sus trabajadores y que deberán responder a la planificación estatal, recuperarán para el Estado nacional importantes funciones:
1) los mecanismos de formación de precios;
2) la acumulación de capital;
3) el desarrollo de proveedores locales, fomentando la actividad de pequeños y medianos empresarios nacionales;
4) el desarrollo de las economías regionales y
5) el desarrollo de tecnología.
Nuestro país tiene como principal hipótesis de conflicto a Gran Bretaña, que usurpa nuestras Malvinas e islas del Atlántico sur y amenaza al sector antártico. Es imperativo entonces que la expansión de la siderurgia, prevista en el plan siderúrgico, se haga en la Patagonia. Se instalarán miniplantas que utilicen como insumo energético el gas natural, el carbón y la energía eléctrica abundantes en la zona, así como el mineral de hierro de HIPASAM.
En las proximidades de cada una de estas plantas se construirán viviendas para el personal; de esta manera, se creará un pueblo por cada planta instalada; se ocupará así nuestro territorio en un despliegue productivo.
El plan ferroviario nacional deberá hacer el tendido del ferrocarril transpatagónico en dirección Norte-Sur y diversos empalmes vincularán en dirección Este-Oeste a las poblaciones costeras y cordilleranas.
Se promoverá con los hermanos latinoamericanos la asociación de las empresas estatales de energía de los distintos países, la colaboración en investigación y el desarrollo tecnológico en cuestiones importantes (como la energía nuclear, la producción de material bélico defensivo, la complementación productiva que contemple las características y necesidades de las distintas regiones, la construcción de grandes obras de infraestructura, como las hidrovías, que vinculen las cuencas del Orinoco, el Amazonas, el Bermejo y el Paraná, y los tendidos ferroviarios que complementen e interconecten los tendidos existentes en los distintos países): el gasoducto del sur.
La República Argentina genera el suficiente capital para atender las necesidades financieras de todos estos planes sin tener que recurrir a créditos del exterior. En efecto, solamente los servicios de la ilegítima y fraudulenta deuda externa rondan los 6.000 millones de dólares anuales. La renta petrolera, los 17.000 millones de dólares anuales, y las remesas de utilidades de las empresas privatizadas en manos extranjeras, sumadas a las privadas que pasaron a control de grupos extranjeros, configuran otro drenaje de 6.000 millones de dólares anuales.
Si agregamos la fuga de capitales y los fletes de transporte marítimo, dispondríamos de un excedente que superaría los 30.000 millones de dólares al año, con los cuales se podrían atender urgentes planes de salud, educación, vivienda, redistribución del ingreso y este conjunto de planes de industrialización, capacitación e investigación y desarrollo tecnológico.
La instrumentación necesariamente deberá hacerse a través de la nacionalización de la banca y del comercio exterior.
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