La otra historia: 1ª de Julio de 1974

¿Seremos capaces de darnos cuenta que desde el Sur también se puede, que no todo tiene que venirnos del norte (incluidas las ideologías “científicas” o “racionales”), y que somos libres de crear una filosofía original y dignificadora del ser humano.

La muerte del hombre

Fueron días opacos. Grises. Terribles. Sudestada: frío, viento y lluvia que congelaban el alma. Días cargados con una sensación de pesadumbre que se infiltraba en el alma de la gran mayoría de los argentinos. La foto de la cara del soldado llorando desconsoladamente, al paso del cortejo fúnebre con los restos del ex presidente Perón, dio la vuelta al mundo. Días de luto, de silencio y de reflexión del pueblo argentino por la incertidumbre acerca de lo que vendría. Una Argentina ensombrecida. Con adultos, jóvenes, adolescentes, niños y viejos sufriendo, recordando, llorando. Un pueblo argentino que en su sabiduría columbraba lo que pronto sucedería en la Patria. Esa Argentina, a la que tanto amara ese patriota, padecía con la partida del hombre que muriera ese día 1° de Julio.

Cuando Perón afirmaba que la concepción ideológica que anima al Justicialismo, era superadora del capitalismo y del comunismo, no estaba más que expresando una realidad.

El paso del tiempo, habría de confirmarlo: el capitalismo es incapaz de brindarle al ser humano lo necesario para que viva dignamente.

A ese ser humano lo invade una sensación de permanente inquietud e insatisfacción, ganado como está por el consumismo que no da respiro. Somos meros consumidores. Punto. Lo demás no existe ni importa. Por su parte, el socialismo real, estalló y desapareció, con la implosión de la URSS de 1991 en adelante.

Perón sostenía: “El capital debe estar al servicio de la economía y esta debe estar al servicio del hombre” pensamiento revolucionario, anticipatorio que hoy tiene más validez que nunca, a poco que recorramos la realidad del Sur desamparado, empobrecido y marginal.

El deterioro cada vez mayor de los recursos naturales; la contaminación de lagos, ríos y mares; el envenenamiento del aire que respiramos; la tala de selvas tropicales y bosques templados, para implantar soja o sudan grass (que consumirán bovinos destinados a convertirse en hamburguesas para el mercado yanqui); el petróleo que en pocas décadas se agotará; emisión de gases a la atmósfera que inciden en el calentamiento global del planeta; retroceso de los glaciares en todo el mundo y derretimiento del hielo en ambas calotas polares; la alteración térmica del agua oceánica con incidencia directa en nutrientes de las cadenas tróficas marinas y mortandad consecuente de peces; avance de la desertificación a nivel planetario; la alteración de las condiciones climáticas.

¿Hace falta consignar algo más para darnos cuenta que todo esto que hoy preocupa a la mayoría de los pueblos del mundo, fue anticipado por Perón hace más de treinta y cinco años y son consecuencia del capitalismo de rapiña que padece el mundo?; ¿no será hora que los argentinos nos sentemos seriamente a reflexionar acerca de nuestro destino individual y social?; ¿no será también oportuno que se conozcan las ideas anticipatorias plasmadas en “El modelo argentino para el Proyecto Nacional” de 1974, que debiera ser de lectura obligatoria para quienes pretenden hacerse cargo de la cosa pública, sin distingos partidarios?; por último, ¿seremos capaces de darnos cuenta que desde el Sur también se puede, que no todo tiene que venirnos del norte (incluidas las ideologías “científicas” o “racionales”), y que somos libres de crear una filosofía original y dignificadora del ser humano, sustentada en la “vieja” concepción ideológica peronista que resiste el paso del tiempo y que aún merece nuestra atención y su consecuente actualización a los tiempos que corren? Este es el desafío: crear desde el Sur, tenemos la base y lo podemos hacer.

Sólo falta que nos decidamos.

Por Silvio Mario Peduto

1 de Julio de 2009.-