¿Esa es la cuestión?
Hace 50 años nos dejaba RAUL SCALABRINI ORTIZ
viernes, 10 de julio de 2009
Raúl Scalabrini Ortiz nació en la ciudad de Corrientes, el 14 de febrero de 1898. Hijo del naturalista Pedro Scalabrini, director del museo de la ciudad de Paraná, transcurrió su adolescencia y su juventud entre la hegemonía liberal conservadora de la época y la tentativa Yrigoyenista
Numerosos son los factores que lo llevaron a cuestionar el pensamiento colonial vigente en la época. En primer lugar, su militancia juvenil en un grupo llamado "Insurrexit", de orientación marxista, le permitirá descubrir la importancia de los factores económicos y sociales en el desarrollo histórico. Por el otro, su permanente deambular por el país por razones de ocupación de agrimensor (viaja a La Pampa , Entre Ríos y Catamarca). Dichas circunstancias, le permiten trascender la “visión porteña del país”, y le enseñan cómo viven y cómo sueñan sus compatriotas.
A todo ello se le sumará un viaje a París, a los veintiséis años, del cual regresa hondamente decepcionado, pues en la "Francia eterna" del "humanitarismo y los derechos del hombre", encuentra un enorme desdén por los latinoamericanos y una antidemocrática xenofobia de pueblo elegido.
Ejerce influencia seguramente sobre el, Macedonio Fernández, quien posiblemente lo orientó hacia una vida profunda, de altruismo y generosidad, donde lo individual se diluya en aras del beneficio colectivo. "Mis días eran extrañamente ajenos los unos a los otros... Les faltaba sometimiento a una sorpresa más grande que ellos mismos. Les faltaba subordinación a una fe" sostenía Scalabrini.
Ya en Buenos Aires se vinculó a la revista Martín Fierro. En 1923 se inicia como cuentista con " La Manga ”. Fue periodista en La Nación , El Mundo y Noticias Gráficas, además de crear y dirigir el diario “Reconquista”. En esa búsqueda se halla cuando, en octubre de 1929, se desencadena la crisis económica mundial. El capitalismo se desmorono y millones de hombres son arrojados a la desocupación y al hambre. Los países desarrollados, envueltos en la crisis se recuestan sobre los periféricos productores de materia prima. En ellos caen los precios de las exportaciones y baja el peso. Desocupación, hambre, tuberculosis, delincuencia y suicidios señalan el inicio de la Década Infame. Escribe bajo esa situación "El hombre que está solo y espera" donde crea un arquetipo de porteño: el hombre de Corrientes y Esmeralda.
Entonces el verdadero rostro del país vasallo se asoma a los ojos del prensador nacional que quiera y sepa verlo. Y mientras el resto de la inteligencia Argentina juguetea con metáforas exquisitas, Ortiz, emprende la tarea de demostrar la verdadera realidad nacional. A partir de 1932 se hunde profundamente el escalpelo del análisis en la patria vasalla e inicia la tarea de toda su vida. El pensamiento nacional, dormido desde hacía décadas, se pone en marcha.
La incógnita sobre ¿Cómo es posible que en un país como la Argentina , productor de carnes y cereales, haya hambre? obra como disparador inicial. De allí pasa a inventariar nuestras riquezas (ferrocarriles, frigoríficos, puertos, etc.) estudiando en cada caso quién es el propietario de los mismos, y así, llega a la conclusión de que los argentinos nada poseen, mientras el imperialismo inglés, se lleva nuestras riquezas a precios bajísimos y nos vende sus productos encarecidos, mientras los ingleses nos succionan a través de seguros, fletes, dividendos, jugosa renta producto de su dominio sobre los resortes vitales de nuestra economía.
Como consecuencia de su participación en la Revolución Radical de Paso de los Libres, es desterrado a Europa en 1933. Desde allá, se aclara aún más el grado de sometimiento argentino al imperio, pues lo que los diarios ocultan en la Argentina , se dice en voz alta en Alemania o Italia, especialmente debido a las rivalidades ínter imperialistas. "Somos esclavos de los ingleses", se repite una y otra vez ya absolutamente convencido de que sus cifras son ciertas e irrefutables. Desde Alemania, en 1934, escribe sus primeros artículos en los que aborda en profundidad el problema clave de todo país semicolonial: la cuestión nacional.
Poco después, en 1935, ya de regreso del exilio, se lanza decididamente a la lucha contra el imperialismo. Desde el periódico "Señales" y desde FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina ), juntamente con Gabriel del Mazo, Arturo Jauretche, Homero Manzione, Amable Gutiérrez Diez y Héctor Maya, condena uno a uno todos los decretos de la entrega. A través de la conferencia, el libro y los artículos periodísticos, no cesa un instante, desde entonces, en denunciar la expoliación imperialista, entre otros en la década de 1930.
A través de las conferencias y los cuadernos de FORJA, Scalabrini se convierte en el gran fiscal de la entrega. Pero por sobre todos estos negociados, él apunta decididamente a la clave del sistema colonial: el ferrocarril. Esos rieles tendidos por el capital extranjero son "una inmensa tela de araña metálica donde está aprisionada la República ". Es a través del ferrocarril que nuestra economía se organiza colonialmente para entregar riqueza barata en el puerto de Buenos Aires a los barcos ingleses y es a través del ferrocarril, con sus tarifas parabólicas, que el imperialismo destruye todo intento industrial en el interior, asegurando así la colocación de la cara mercadería importada.
Por esos años, se sumerge en la historia nefasta de esos ferrocarriles y paso a paso desnuda la verdad: que los ingleses trajeron capitales ínfimos, que aguaron esos capitales a través de reevaluaciones contables dirigidas a inflar los beneficios, concedidos como porcentajes fijos sobre el capital, que quebraron todo intento de comunicación interna que no fuese a dar a Buenos Aires, que subieron y bajaron las tarifas, según sus conveniencias, para boicotear alas industrias nacionales que compitiesen con la mercadería traída de Londres, que obtuvieron miles de hectáreas de regalo junto a las vías, que no cumplieron función de fomento alguna en las provincias pobres, que hundieron unos pueblos y levantaron otros torciendo el trazado de las líneas según sus intereses y los de sus socios: lo oligarcas.
Allí reside, para él, el verdadero cáncer de nuestra soberanía y en torno a él han crecido las restantes enfermedades que han terminado por hundirnos: la moneda y el crédito manejado por la banca extranjera, el estancamiento industria, la no explotación de la riqueza minera, ni de la hidroelectricidad, la subordinación a barcos, tranvías y restantes servicios públicos extranjeros, la expoliación de los empréstitos a través del interés compuesto. "Somos una Argentina colonial, queremos ser una Argentina libre" reclaman Scalabrini, Jauretche y sus muchachos de FORJA. Pero el boicot del silencio cae sobre ellos. La superestructura creada por el imperialismo se cierra ahogando a las voces nacionales. Ellos no cejan, sin embargo, y desde las catacumbas, van forjando la conciencia nacional. Publica en esos años la "Historia de los Ferrocarriles Argentinos" y "Política Británica en el Río de la Plata ".
Cuando se desencadena la Segunda Guerra Mundial y ante la presión aliadófila para que la Argentina envíe tropas al frente, Scalabrini vuelve a hacer punta contra el imperialismo, publicando el diario "Reconquista". Desde allí defiende la neutralidad y lanza esta consigna: "No os dejéis arrastrar a la catástrofe. Si os empujan, sublevaos. Muramos por la libertad de la Patria y no al servicio de los patrones extranjeros". Así convoca a la Segunda Independencia.
Jaqueado por todas las fuerzas de la Argentina ainglesada, "Reconquista" logra vivir tan sólo 41 días. Pero subterráneamente, el pensamiento nacional se va infiltrando y despierta ya muchas conciencias dormidas. Y cuando poco después, el Grupo de Oficiales Unidos dé el golpe de estado el 4 de junio de1943, alguien recordará que uno de los libros que esos militares consideran texto obligado para su formación política es " La Historia de los Ferrocarriles" de Scalabrini (figura junto a José Luis Torres como autor de ensayos recomendados para la lectura en el BOLETÍN nº 5 del grupo Obra de Unificación G.O.U. )
Poco después a mediados de 1944 en La Plata conoce personalmente a Juan Domingo Perón, a quien ya le sugiere la nacionalización de los ferrocarriles.
El 17 de octubre de 1945, Scalabrini forma parte de la multitud que irrumpe en nuestra historia para iniciar una Argentina nueva. Ese día, se convence de que esos hombres, a los que llama "esos de nadie y sin nada", son los que conducirán al país hacia su nuevo destino:
"... Era el subsuelo de la patria sublevada. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba por primera vez en su tosca desnudez original....Eran los hombres que 'estaban solos y esperaban', que iniciaban sus tareas de reivindicación".
Pocos meses después, Perón derrota en las urnas a los viejos partidos representantes de una Argentina que moría irremediablemente. Scalabrini acompaña el proceso de la campaña electoral desde las columnas del diario "Política" y mantiene estrecho contacto con Perón, ya siendo éste presidente. Presenta entonces varios trabajos atinentes a la nacionalización de los ferrocarriles, pero no acepta cargos en el gobierno. Considera que su lugar está en el llano, opinando, fiscalizando, apoyando, pero, después de tantos años de oposición, no se considera un "hombre de construcción".
Una nación económicamente libre, socialmente justa y políticamente soberana deja atrás, como un triste recuerdo, a aquella colonia de los años treinta. Las consignas lanzadas por FORJA, a veces casi con las mismas palabras, son coreados ahora por la multitud.
Pero si bien Perón reconoce en variadas oportunidades, el aporte ideológico de Scalabrini, su gobierno no le brinda el acceso a "los medios" para que difunda su "pedagogía nacional". La burocracia peronista, por su parte, choca con este místico de la política, contumaz crítico de toda desviación o inconducta. Por ello se retrae dela vida pública y se dedica a plantar álamos en las costas del Paraná. No acepta cargo alguno de gobierno (le ofrecen la presidencia de Ferrocarriles Argentinos), aunque apoya la obra de gobierno peronista a través de libros y conferencias.
De esa época afirma: "Hay muchos actos y no de los menos trascendentales de la política interna y externa del Gral. Perón que no serían aprobados por el tribunal de ideas matrices que animaron a mi generación…..En el dinamómetro de la política esas transigencias miden los grados de coacción de todo orden con que actúan las fuerzas extranjeras en el amparo de sus intereses y de sus conveniencias". Y agrega: "No debemos olvidar en ningún momento- cualesquiera sean las diferencias de apreciación-que las opciones que nos ofrece la vida política Argentina son limitadas. No se trata de optar entre el Gral. Perón y el Arcángel San Miguel. Se trata de optar entre el Gral. Perón y Federico Pinedo. Todo lo que socava a Perón fortifica a Pinedo, en cuanto él simboliza un régimen político y económico de oprobio y un modo de pensar ajeno y opuesto al pensamiento vivo del país".
Otra vez los amigos de los ingleses, otra vez los personeros dela oligarquía, otra vez los pactos claudicantes, de nuevo los bancos privados, los tratados vergonzosos, las devaluaciones para engordar las arcas de los ganaderos. Y de nuevo entonces, piensa que hay que plantear como única y absoluta prioridad: la Revolución Nacional. Todo parece volver hacia el pasado y sus ideas se afirman en su vieja lucha. Desde "El Líder", "De Frente" y "El Federalista" se constituye en crítico implacable. Como le había dicho a Leopoldo Maréchal pocos días después de la caída de Perón: "Hay que empezar a hacer todo de nuevo, todo otra vez". Cerrados estos periódicos, escribirá desde mediados de 1956 en la revista "Qué".
La Revolución Nacional , por sobre todo, piensa Scalabrini, y así, redobla sus esfuerzos para romper el continuismo. Junto a Jauretche, son de los primeros en vislumbrar la posibilidad de un acuerdo con la U.C .R.I. y con Arturo Frondizi y coinciden en esta posición proclive a una salida pacífica, de transición, con el coronel Domingo A. Mercante, exiliado en Montevideo.
Scalabrini, a partir de junio de 1956, comienza a escribir en QUE, revista semanal dirigida por Rogelio Frigerio (generación XIª). Esa posición, lo lleva a colaborar con Frondizi y Frigerio entendiendo que debe usar a "Qué" como vocero de sus ideas, más allá de sus diferencias que pueda tener con los teóricos de la burguesía nacional.
Todo el año 1957 Scalabrini ataca semana a semana las medidas retrógradas y pro imperialistas del gobierno. Puede decirse que a través suyo se expresa la Argentina auténtica que se niega a volver al pasado. El 23 de febrero de 1958 el Frente Nacional, que lleva a Frondizi para presidente, aplasta a la reacción en las urnas, pero la entrega del poder es condicionada. Por eso entiende que debe seguir apoyando, aún disintiendo en muchos aspectos, al gobierno frondizista. Por eso también acepta la dirección de la revista "Qué",convertida ahora en revista oficialista.
El 31 de diciembre de 1957, desde Caracas, Perón le envía una carta donde le pide que encabece la formación de un movimiento de intelectuales para luchar contra la oligarquía. En un párrafo le dice textualmente: "A usted le cabe el honor del precursor, el formador de una promoción que alimentó a la Revolución Nacional ".
Ya en el gobierno Frondizi -catapultado por el acuerdo con Perón-, Scalabrini al igual que Jauretche se desengaña muy pronto de su orientación económica, especialmente por los contratos petroleros firmados con compañías norteamericanas. Al renunciar a la dirección de la revista QUE, en su último artículo del 5 de agosto de 1958 explica las razones de su alejamiento, dos semanas después del anuncio de la "Batalla del Petróleo" por el Dr. Arturo Frondizi. Escribe entonces un artículo titulado "Aplicar al petróleo la experiencia ferroviaria" y deja constancia de su disentimiento con los contratos, en especial con lo pactado con la Banca Loeb. No desea, sin embargo, romper frontalmente con el gobierno cuando éste se encuentra jaqueado por los gorilas y prefiere irse calladamente. Por otra parte, ya está preso de un cáncer que lo llevará a la muerte pocos meses después.
Desde esa separación, ya no actúa públicamente pero sus amigos y sus familiares saben que una tristeza lo domina por la traición del frondizismo. El 31 de diciembre de 1958, Frondizi anuncia la adhesión de la Argentina al Fondo Monetario Internacional (FMI) y en enero de 1959 se abraza con los banqueros de Wall Street; mientras los tanques derrumban las verjas del Frigorífico Municipal Lisandro de la Torre (en la ciudad de Buenos Aires) para sofocar a los obreros en huelga.
Pero Scalabrini, ya nada puede decir: está vencido por la enfermedad y después de un período de postración, fallece el 30 de mayo de 1959.
En el cementerio, Jauretche recuerda que Scalabrini fue el maestro, el que les permitió pasar del antiimperialismo abstracto al antiimperialismo concreto, descubriendo la verdadera realidad Argentina, como paso previo al intento de transformarla. Por eso concluye su despedida con estas palabras: "Raul Scalabrini Ortiz …..Tú sabes que somos vencedores… vencedores en esta conciencia definitiva que los argentinos han tomado delo argentino. Por eso hemos venido, más que a despedirte, a decirte: ¡Gracias, Hermano!"
Aviso publicado Scalabrini Ortiz en enero de 1942 - Diario " La Prensa "
El 13/01/42 muchos amigos de él quedan perplejos al leer el siguiente aviso en los ofrecidos de “ La Prensa ”:
“Caballero argentino, casado, de 44 años, con amplias relaciones, estudios universitarios, técnicos, una vasta cultura general, científica, literaria y filosófica, con experiencia general y profunda de nuestro ambiente económico y político, ex redactor de los principales diarios, autor de varios libros premiados y de investigaciones, aceptaría dirección, administración o consulta de empresa argentina, en planta o en proyecto, en los órdenes industria, comercial o agrario. Dirigirse a Raúl Scalabrini Ortíz, Calle Vergara 1355, Vicente López".
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1 comentarios:
Es bueno, reivindicar a los pensadores Nacionales, sobre todo en estos días en que campea el progresismo y la falta de mística entre muchos compañeros.
Un abrazo peronista.
Eugenio Luis Germino.
Peronismo Revolucionario.
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